A pesar de su pésima fama, en muchos sentidos el estrés es un buen escudo que protege de peligros y permite evitar o cambiar situaciones negativas. Pero para que esto ocurra, tiene que manifestarse de un modo sano y aquí, precisamente, es donde radica el problema, ya que existe una línea muy fina que convierte en tóxico lo que en principio es beneficioso.
La ansiedad malsana no distingue edades, cultura o preparación. Entre el 60 y el 90% de las enfermedades o bajas laborales tienen un origen en el estrés mal gestionado. Contamina poco a poco lo que pensamos, sentimos y hacemos más allá de las causas que lo originan.
Si sufres alteraciones físicas (dolores musculares, sueño demasiado ligero, digestiones pesadas, dolores de cabeza…), limitaciones en el comportamiento (explosiones de carácter, excesivo control, dificultad para escuchar a otros, comer demasiada azúcar o carbohidratos sin hambre…), alteraciones de pensamiento (falta de concentración, lentitud, saltar de una cosa a otra sin rematar la anterior…) o desbordamiento emocional (miedos que antes no se producían…) puede que ya estés a merced del estrés tóxico.
La buena noticia es que hay solución sin necesidad de recurrir a ningún fármaco. Se llama Mindfulness, tiene aval científico y se ha puesto de moda. Si no lo conoces, estás a tiempo de aprender con una de las personas que más sabe del tema en España.
La eficacia de este entrenamiento cuenta con aval científico y la metodología tiene origen en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, donde yo me he formado para poder guiarte en este proceso. Hasta la fecha no existe un curso de manejo del estrés tan completo y adaptado a la vida moderna como éste. Sus beneficios se prolongan a lo largo de la vida.
TODOS LOS CURSOS ➜